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Deberíais saber que a veces, sonreir es la mejor forma de contribuir a cambiar el mundo.

.impulsos.

Y se acercó a ella, concienciado en preguntarle lo inevitable, pero cuando estuvo a un palmo de su cuerpo, un olor fuerte empezó a invadir toda su cabeza. Se dispuso a apartarse, pero no era tampoco desagradable, era un intenso olor a ácida piel de naranja, mezclado con ceniza, como si alguien hubiera echado esos ingredientes en un cuenco y mezclado hasta que no se lograra distinguir donde empezaba uno y terminaba el otro. Cuando ya se hubo decidido, ella se giró bruscamente, y clavó sus ojos de un azul intenso en los suyos, marrones como la corteza de un árbol. Se quedó sin palabras, no sabía como enfrentarse a ésto. Ella le seguía mirando interrogante e impaciente. Se armó de valor, para, por fin, soltar lo que venía a decir, pero sin saber por qué, sus piernas echaron a correr. Ella lo vió alejarse con tanta decisión, que se encogió de hombros, y continuó con lo que estaba haciendo.

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